Historia
Desde que los egipcios empezaron a cocer pan, alrededor del año 2600 a. C., el hombre ha comido tostadas aunque los motivos que mueven hoy a tostar el pan sean diferentes de los del pasado.
Los egipcios no sometían el pan a esa operación para alterar su sabor o su textura, sino para eliminar la humedad y así conservarlo mejor. Dicho de otro modo: una hogaza de pan tostado, que contenía menos moho y menos esporas, duraba más en la cocina de una familia egipcia.
A lo largo de más de cuatro mil años, en todo el mundo se siguió tostando el pan como lo hacían los egipcios, es decir, ensartado en un espetón y colgado sobre el fuego. Incluso el instrumento que en el siglo XVIII británicos y norteamericanos llamaban “toaster” consistía en dos simples horquillas de mango largo, toscamente unidas entre sí, que sostenían el pan sobre las llamas. Dado el movimiento de éstas, podía garantizarse que cada rebanada tendría un tostado diferente a las demás.
Los egipcios no sometían el pan a esa operación para alterar su sabor o su textura, sino para eliminar la humedad y así conservarlo mejor. Dicho de otro modo: una hogaza de pan tostado, que contenía menos moho y menos esporas, duraba más en la cocina de una familia egipcia.
A lo largo de más de cuatro mil años, en todo el mundo se siguió tostando el pan como lo hacían los egipcios, es decir, ensartado en un espetón y colgado sobre el fuego. Incluso el instrumento que en el siglo XVIII británicos y norteamericanos llamaban “toaster” consistía en dos simples horquillas de mango largo, toscamente unidas entre sí, que sostenían el pan sobre las llamas. Dado el movimiento de éstas, podía garantizarse que cada rebanada tendría un tostado diferente a las demás.
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